Otro título incomprensible, para una lista que seguirá creciendo. Por si acaso, toda aquella frase se refiere a una botella de agua y no, como yo sé que pensaron malditos cochambrosos, a alguna parte de la anatomía humana.
Pero bueno, yéndonos de coles a nabos (¡linda frase de abuela!), el tema de esta semana es... (redoble de tambor, ruido de un público expectante):
Sí, así como lo ven. LA ETIQUETA. Hablaremos de aquél conjunto de normas que lo único que logran (en la opinión de la directiva de este blog) es joder la vida.
Está bien, está bien. Lo acepto. Ver una mesa llena de 57 tipos de utensilios diferentes para comer le puede dar caché incluso a un plato de chulpi con tostado. Vestir terno en las bodas y otros eventos, caminar recto y erguido y todas esas patrañas también se pueden ver alhaja, pero yo tengo mis serias dudas. Veamos: ¿cómer un plátano con cubiertos le aumenta el sabor? ¿Acaso agregarle 5 minutos al proceso lo vuelve mejor? Yo siempre he dicho: "mientras más simple, mejor" Y eso se aplica a todo porque según yo, todas esas huevadas NO SIRVEN PARA NADA!
Yo sé que el público lector dirá: "¿y éste quién es para opinar sobre un tema de denotada relevancia? ¿Qué autoridad lo califica para comentar acerca de algo de este calibre y magnitud? Lo acepto, no soy nadie y no tengo ni voz ni voto. Por eso, terminaré eso (más por falta de inspiración que por nada más) con una cita del propio Michel Foucault.
El teórico francés respondió a la pregunta de que si consideraba que la etiqueta era un elemento determinante en la formación de un aparato cognoscitivo o, incluso, algo determinante en la formación del ser. Para esto escribió uno de sus libros más famosos (El orden del discurso, Tusquets, Barcelona, 2002) La opinión a la que me refiero la encontramos en la página 53. Foucault decide esta duda con un argumento definitivo: "no".
Pero bueno, yéndonos de coles a nabos (¡linda frase de abuela!), el tema de esta semana es... (redoble de tambor, ruido de un público expectante):
Sí, así como lo ven. LA ETIQUETA. Hablaremos de aquél conjunto de normas que lo único que logran (en la opinión de la directiva de este blog) es joder la vida.
Está bien, está bien. Lo acepto. Ver una mesa llena de 57 tipos de utensilios diferentes para comer le puede dar caché incluso a un plato de chulpi con tostado. Vestir terno en las bodas y otros eventos, caminar recto y erguido y todas esas patrañas también se pueden ver alhaja, pero yo tengo mis serias dudas. Veamos: ¿cómer un plátano con cubiertos le aumenta el sabor? ¿Acaso agregarle 5 minutos al proceso lo vuelve mejor? Yo siempre he dicho: "mientras más simple, mejor" Y eso se aplica a todo porque según yo, todas esas huevadas NO SIRVEN PARA NADA!
Yo sé que el público lector dirá: "¿y éste quién es para opinar sobre un tema de denotada relevancia? ¿Qué autoridad lo califica para comentar acerca de algo de este calibre y magnitud? Lo acepto, no soy nadie y no tengo ni voz ni voto. Por eso, terminaré eso (más por falta de inspiración que por nada más) con una cita del propio Michel Foucault.
El teórico francés respondió a la pregunta de que si consideraba que la etiqueta era un elemento determinante en la formación de un aparato cognoscitivo o, incluso, algo determinante en la formación del ser. Para esto escribió uno de sus libros más famosos (El orden del discurso, Tusquets, Barcelona, 2002) La opinión a la que me refiero la encontramos en la página 53. Foucault decide esta duda con un argumento definitivo: "no".
2 comentarios:
chch, pensé que ibas a hablar de la etiqueta de la famosa botella de agua, jaja... la etiqueta es como una labia visual: el que se deja llevar por ella, pierde el contenido (casi siempre inexistente) de lo que se dice.
pero: payasear con terno es lo máximo o qué?! jeje
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